martes, 22 de mayo de 2012

EDITORIAL


                                                          La crítica situación económica nacional evidenciada por los millones de mexicanos que viven en extrema pobreza, debiera ser razón suficiente para que en esta ocasión nos olvidáramos de  partidos políticos y en consecuencia, decidiéramos por lo que más convenga a las grandes  mayorías. La historia muestra, que en situaciones extraordinarias una nación puede hacer a un lado las divisiones que significan las posiciones ideológicas, haciendo un frente común y luchando en conjunto contra la adversidad que amenaza a todos como colectivo social.
En México existen evidencias suficientes para entender, que estamos ante quizás la última oportunidad de dar un correcto “golpe de timón”  que re direccione pacíficamente  la nave nacional,  y que la haga llegar al escenario de cambios reales y de fondo que necesitamos los mexicanos para poder coexistir en paz y armonía.
Tanto las gentes de derecha, de izquierda, de centro y hasta las que no conocen de ubicación política, tienen claro que la estabilidad social depende en gran parte, de que el beneficio  que se obtiene de la explotación de los recursos naturales del país llegue a todos sus habitantes sin excepción. Por tanto, la excesiva  acumulación de riqueza en manos de unas cuantas familias favorecidas por las equivocadas o manipuladas políticas públicas, necesariamente va en detrimento de las mayorías y propicia malestar, insatisfacción, reclamo y violencia.
Esto es lo que tendremos que considerar detenidamente los mexicanos al momento de depositar nuestro voto este próximo primero de Julio. No podemos dejarnos llevar por  la publicidad y la mercadotecnia publicitaria que deforma , miente y esconde la esencia y la verdad. No caigamos en la trampa de la compra del voto que nos convierta en rehenes por  largos seis años. Esta es la oportunidad de elegir  acertadamente y probar nuevas opciones. Olvidémonos de colores partidarios y decidamos solo por individuos cuya historia personal hable por ellos y los recomiende positivamente. Ejerzamos  plenamente nuestra libertad de pensar, decidir y actuar, a efecto de ser verdaderos arquitectos de nuestro destino.
¡Olvidémonos de colores y compromisos partidistas! En esta elección, deberemos pensar en que los únicos compromisos reales a los que deberemos responder son con nuestro país, con nuestros hijos y con las generaciones que están por venir. Esta es la oportunidad y está muy próxima.