El experimentado y controvertido profesor LIBERATO MONTENEGRO VILLA, originario de La Mazata Jalisco y reconocido como “LIDER MORAL” por sus seguidores, regresa de lleno al escenario político de la entidad al retomar las riendas del gremio que había venido dejando peligrosamente en manos de sus hijos, y en función del enfrentamiento abierto contra el gobernante actual al que ha llevado desde hace unas semanas al grupo político magisterial priísta-panalista y propanista de la sección 20 del SNTE que lo sigue. Grupo que aunque acusa evidente desgaste en virtud de errores electorales recientes, sigue constituyendo su bastión político. El día de ayer compartí con mis apreciados lectores, la historia de lo que llamé primera crisis política de este personaje que sin ser nayarita, para bien o para mal, (según quien vierta la opinión) ha sido parte del pasado, es parte del presente, y quizás (si la suerte lo sigue acompañando como hasta hoy), será parte del futuro político de nuestra sufrida entidad. Hoy, particularmente para conocimiento de los jóvenes maestros, narro a continuación lo que llamo LA SEGUNDA CRISIS.
Fue durante el sexenio del Coronel ROGELIO FLORES CURIEL, la sección 20 del SNTE se consolidaba como corriente importante dentro del partido tricolor nayarita. Sobre esa base, algunos de los cuadros más cercanos a LIBERATO MONTENEGRO, ya empezaban a figurar impulsados por el magisterio como regidores, presidentes municipales y diputados. En ese entonces, el propio LIBERATO, que de facto se consolidaba como EL NUEVO CACIQUE del magisterio federal nayarita, era diputado y fungía a su vez como presidente del propio Congreso local. Fiel a su naturaleza ambiciosa, y quizás “habiendo perdido el piso” por sentirse dueño de una organización sindical priísta que se consolidaba como sólido ejército electoral entrenado y pertrechado; se atreve nuevamente “a jugar las contras” a la autoridad representada por el gobernante estatal. Craso error del “nobel político”, pues eran los tiempos del acrisolado autoritarismo del PRI, mismos en que los gobernantes estatales pertenecían al grupo del presidente en turno, y por tanto, se asumían como dueños absolutos y señores de horca y cuchillo en sus entidades. Enfurecido por tal atrevimiento, e intuyendo claramente que si permitía que el bisoño cacique se le subiera a las barbas no habría como bajarlo después, EL CORONEL decidió cortar por lo sano, y “valiéndole madre” (tal como dicen que dijo) el fuero y la alta representación que el diputado ostentaba en el poder legislativo, TOMÓ LA CÉLEBRE DECISIÓN de mandarle decir que no quería verlo en Nayarit mientras él fuera gobernante. Las diferentes narraciones que un servidor ha logrado recoger a través del tiempo con quienes vivieron de cerca ese acontecimiento, coinciden en que “EL NUEVO DESTIERRO DE LIBERATO” ocurrió concretamente de la siguiente manera: El ofendido y encolerizado Coronel en funciones de gobernador, instruyó a su secretario particular (q.p.d.) LIC. JOSE ANGEL CERÓN ALBA, para que a su vez llamara al también diputado local ANTONIO PEREZ PEÑA, a efecto de que éste, fuera el conducto directo para “el urgente encargo”. Es así como la historia registra que el referido PEREZ PEÑA, fue el emisario especial que de inmediato llevó el “atento aviso”, mismo que aseguran los testigos, puso lívido y a punto del desmayo al destinatario. El aviso era muy simple: “Dice el señor gobernador, que te evites problemas mayores, que tienes 24 horas para irte del estado, y que no quiere verte la cara durante todo su sexenio”. Muchos pensamientos debieron haber pasado en momento tan crítico por la mente del recién estrenado diputado, sin embargo, no hay duda que atendió lo que le decía su elemental instinto de conservación que aconsejaba sencillamente “poner tierra de por medio”. Acertada y vital decisión de LIBERATO, pues de no haber sido así, la historia hubiera sido muy diferente, y quizás hubiera sido escrita en buena parte por el legendario DR. ANTONIO SAM LÓPEZ, a la sazón procurador del gobierno y que, al igual que el milagroso SAN JUDAS TADEO, era el encargado de atender “los casos difíciles” del tozudo militar que gobernaba Nayarit. Lo que ocurrió después es ampliamente conocido, pues el PRI local “le sugirió a LIBERATO meter licencia” como diputado; el propio gobernante puso a RIGOBERTO OCHOA ZARAGOZA como nuevo presidente del Congreso; y el PRI nacional, respetuoso del poder indiscutible de los gobernantes, y en tanto transcurría el sexenio del coronel, se hizo cargo del desterrado y lo trajo durante casi seis años como delegado del partido en diferentes entidades. Este segundo revés político, aunque doloroso, fue otra experiencia que acumulaba LIBERATO a su historia personal, de la que quizás podo haber aprendido a medir de mejor manera sus decisiones, pero sobre todo, a elegir con más cuidado a sus oponentes en las próximas luchas que habría que enfrentar. Esta historia continuará en la próxima edición. Hasta la próxima. Mi correo mtreflexiones@hotmail.com
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