Una premisa válida es, que por el momento y en tanto el tricolor funcione sin fisuras, ningún partido opositor tiene por sí mismo la capacidad y la fuerza suficientes para vencer al PRI. Pero, todo parece indicar que a este partido político le está sucediendo lo mismo que sufrió en su tiempo el poderoso e invencible imperio romano; el cual resistió exitosamente los ataques externos de sus adversarios, pero sucumbió gracias a sus propias contradicciones y a sus disputas internas.
La grave disputa entre MADRAZO Y ELBA ESTHER GORILLO y sus conocidos resultados, es el mejor ejemplo de lo que llamo “grave debilidad” del anteriormente llamado partido aplanadora. Veamos, si bien, “el aguzado colmillo y la vasta experiencia” de los integrantes de la estructura electoral priísta son vigentes y hasta envidiables para otros partidos; también es cierto en estos momentos, que “ni la identidad, ni el sentido de pertenencia partidista” de sus integrantes “son ya tan sólidos”, pues cada día se diluyen más en el peligroso “pragmatismo político” que “para beneficio personal” utilizan algunos connotados priístas. Así, cada vez resulta menos extraño ver a priístas, que atendiendo acuerdos de grupo, no participan a favor, o incluso, hacen campaña en contra de candidatos de su propio partido. Esta es la lucha interna a que me refiero, práctica mediante la cual “se eliminan correligionarios” que en su momento pudieran convertirse en “adversarios de peligro” para quienes desarrollan proyectos políticos similares.
La conclusión es clara: La principal fortaleza, expresada en la disciplina férrea y vertical que tantos triunfos dio y durante tantos años mantuvo en los distintos niveles de poder al partido revolucionario institucional; empieza a hacer agua en un peligroso ambiente partidario en el que diferentes “caudillos” mueven sus piezas para asegurar “la parte del pastel” que creen les corresponde. El PRI de Nayarit no es ajeno a la situación descrita, por lo contrario, hay pruebas fehacientes de que existe “el canibalismo y la traición partidaria”. La estrepitosa derrota de CELSO DELGADO en el antepasado proceso es solo un interesante botón de muestra de cómo priístas saben hacer perder a otros que se les atraviesan. Las sonadas derrotas de Joselin Fernandez y Alfredo Zmery son otros casos evidentes que corroboran esta tesis. La prueba de fuego de los priístas de Nayarit será el proceso electoral del 2011, frente al cual la dinámica de desencuentros y traiciones tan conocidas parece ser la misma.
Entonces “la familia priísta” de la entidad no se observa tan unida ni fraterna como se escucha decir en los discursos de sus dirigentes, situación que desde mi punto de vista personal, constituye la principal debilidad de este instituto; pero a la vez, la mejor oportunidad para la oposición. Hasta la próxima. mtreflexiones@hotmail.com
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