miércoles, 10 de febrero de 2010

¿CUAL ES LA MEJOR ESCUELA PARA MIS HIJOS?

Esta es sin duda una pregunta que se hacen la mayoría de los padres de familia. Y digo la mayoría, porque conocemos padres cuya mentalidad al respecto es verdaderamente distinta. Los hay desde aquellos que dada su precaria situación económica, preferirían que sus hijos no asistieran a la escuela y así poder utilizarlos productivamente para el difícil sostenimiento de la casa. Otros por su parte, tienen otras prioridades que ocupan su atención y por tanto, simplemente se conforman con que sus hijos tengan un espacio en cualquiera de ellas. Para el caso de los primeros, es decir, los que en este mes de febrero “se estresan por tomar la mejor decisión” tratando de ubicar a sus hijos en la escuela que “escuchan o les dicen” es la más conveniente; les comento lo siguiente: Nunca se podrá tener la certeza de haber “realizado la mejor elección”, por la simple razón de que en el inmenso universo que se integra por escuelas chicas y grandes, oficiales y privadas, estatales y federalizadas, urbanas, semi urbanas y rurales, matutinas y vespertinas; “no existe conceptualmente una escuela 100% buena”. Quizás les parezca inverosímil tal afirmación, pero por si existe duda al respecto sugiero analicen los siguientes argumentos. Si bien es cierto que en números gruesos las evaluaciones recientes ubican a las escuelas particulares por encima de las oficiales, a las escuelas matutinas por arriba de las vespertinas y a las ubicadas en el medio urbano por encima de las rurales; cierto es también que se encontraron varios casos sobresalientes que impiden considerar alguno de estos criterios como totalmente válido o generalizado, pues los sobresalientes resultados de humildes escuelas rurales oficiales llevan a aceptar que además de la simple ubicación geográfica, la dependencia administrativa y el propio turno de trabajo; existen otros factores favorecedores como lo es sin duda el humano. Me refiero al personal directivo, administrativo y docente y la adecuada y valiosa sinergia que éstos son capaces de construir junto con padres y alumnos. No basta este espacio para profundizar en un asunto tan interesante como lo es sin duda el de la organización y la gestión escolar, por ello solo me remitiré a comentar respecto a ciertas situaciones muy concretas que quizás sirvan de referente a algunos padres para “que se ocupen del asunto” en lugar de preocuparse. ¿Qué nos aconseja la autoridad oficial? concretamente nos dice que LA MEJOR ESCUELA PARA TUS HIJOS ES LA QUE ESTÁ CERCA DE TU CASA”. Sin duda esta atinada frase tiene sustento, pues más allá de la pretensión de la autoridad escolar para hacer una buena a distribución de la población y lograr que cada una de las escuelas se nutra con los niños y adolescentes que viven en el entorno; también es cierto que ubicándolos así, hay grandes ventajas en cuestiones como gastos y tiempo de desplazamiento, contacto cercano con la escuela y los maestros por parte de los padres y la vigilancia sobre sus hijos. Sin embargo, luego surgen “los peros”. ¿Cuáles son algunos de ellos? Algunos padres optan por escuelas que no son de su barrio, por considerar que sus hijos tendrán “mejores compañeros” en otras que están en zonas privilegiadas, o simplemente por que tal o cual escuela se les antoja atractiva por que a ella acuden centenares o hasta miles de alumnos (situación que por sí misma habla de dificultades de organización y control) Como complemento, es común escuchar a madres que afirman: “no quiero meter a mi hija en la escuela de mi colonia porque ahí van muchos niños corrientes y vagos”. Igual de socorrida es la discutible decisión que se toma en función de la apariencia física que presenta la escuela, misma por la algunas no resultan opción atractiva. Pero hay otra sin duda de gran peso, la que se basa en la opinión que se tiene del funcionamiento de la misma, en virtud de situaciones como la disciplina general que se observa desde afuera y el cumplimiento del calendario escolar, situaciones que tienen que ver con la calidad de la dirección de la escuela y la reputación del personal docente que la integra. Así, es común escuchar….”esa escuela es un desorden y a cada rato no hay clases”, “aquella escuela tiene un director que tiene buen control sobre sus maestros y alumnos”.

Finalmente, lo que en verdad preocupa a los padres de familia (en el caso de preescolar y primaria) es que a sus hijos les toque en suerte lo que denominan concretamente como “un maestro malo”. En ese concepto genérico agrupan a los maestros faltistas, impuntuales, negligentes, irresponsables, incompetentes y apáticos; que sin duda los hay, pero no en mayor medida en que existen también malos médicos, abogados, ingenieros y de otras profesiones. Lo cierto es que no es adecuado ver este asunto desde la perspectiva de color blanco y negro, pues sin duda hay matices, muchos de ellos en verdad favorables. Dado lo anterior, una buena conclusión sería que no queda otra más que hacer espacio para ser padres que nos involucramos en el compromiso educativo de nuestros hijos, y por ello hacemos seguimiento del ambiente que priva en la escuela a que asisten, de la manera como el docente se desempeña, y en general de todo lo que constituye el ser parte de lo que se llama comunidad escolar. En el particular caso de preescolar y primaria en que los alumnos tienen un solo maestro durante el año, habrá que ser aún más vigilante para brindar el apoyo adicional en casa cuando no le toque a nuestro hijo “un buen maestro”. En el caso de secundaria, nuestros hijos quizás se encuentre en cierta materia con alguno o algunos no muy comprometidos o competentes para su trabajo, pero seguramente se encontrará también con otros que se caracterizan por su responsabilidad y alto desempeño. Luego entonces, la solución es sencilla y está al alcance de la mano. Si el maestro de español es eficiente y el de matemáticas regular o malo; habrá que apoyar al hijo en esta última materia y así sucesivamente. Ni modo, hay que actuar en ves de lamentar, es el compromiso y la manera de ser también buenos o malos padres. ¡Hay que entrarle con ganas y de frente! Hasta la próxima. mi correo electrónico mtreflexiones@hotmail.com Esta columna y anteriores en www.cainay.blogspot.com

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